Hermanos, eso solíamos ser. Incluso llegamos a ser amantes nocturnos, pero sólo en aquellas noches de luna llena donde todo el mundo fingía ser algo que no era: un licántropo en busca de una presa fácil, de alguien indefenso al que aferrarse.
Y corrías por el bosque mientras tu capa roja se enganchaba con las ramas. Pero, pequeña, ¿de qué escapas realmente?