jueves, 11 de mayo de 2017

"Depuis 1859"

Dicen las malas lenguas que si escribimos a una persona, cuando vamos con tanto alcohol en sangre que podemos rellenar una botella, es porque evitamos pensar en ella cuando fingimos estar cuerdos.

Entre tachones y caligrafía de borracho solo distingo quejidos y sollozos mezclados con muchos "te extraño" y extrañas muestras de cariño. Como si fuera una receta rápida de cómo poder dar pena en cuatro líneas o menos. Una oda al vino más barato que he encontrado buscándote y a todas esas copas que han quedado por el camino.


Que ahora bebo no para tener el valor de hablarte, sino para hablar con otro pensando que no te he conocido.



Dicen las malas lenguas que si escribimos por alguien es porque hemos vivido.