Me acerco y te digo que quiero calentarme las manos en tu pecho y dormirme mientras ardemos. Y sonríes, y me llamas pirómana mientras me acaricias la mejilla. Que ya sé que estos mofletes no son normales. Que tengo la piel suave y el pelo más rizo que has visto nunca. Que me muero de vergüenza cuando me miras y te miro cuando menos lo intentas.
No tengas miedo a morir congelado, ya sé que tengo los pies fríos y el alma rota.