Somos los hijos del hielo, fríos, egoístas y mezquinos.
Somos miembros de un clan destruido, los últimos de nuestra estirpe.
Somos guerreros natos, fuertes y raudos como las rocas, veloces como el viento y letales como el propio veneno.
Somos los encargados de vuestro último aliento. Valquirias que os llaman a la batalla. Sirenas que os atraen hacia vuestra propia muerte.
O quizás sólo seamos niños con corazones helados y cuerpos muertos.